Voluntariado Karit en el Sur 2014

Mirar a cada uno de los beneficiarios de los Proyectos, y descubrir en sus rostros la cercanía, el cariño, y un agradecimiento profundo… Mirar a los responsables de los Proyectos y compartir sus inquietudes, sus alegrías y preocupaciones, sus luchas entre “utopía y realidad”, su estar con la gente, vivir por la gente, darse a los más necesitados…

Mirar a quienes nos acogen y nos abren las puertas de sus casas y de sus vidas, y lo aparcan todo para compartir contigo, para estar contigo, para acompañarte y hacerte sentir en casa…

Mirar a las Hermanas de Corire, de Jesús María y de José Gálvez y dar gracias a Dios por su amistad, por su testimonio, por su disponibilidad y cercanía…

Mirar el rostro de los niños que crecen rápido en los cerros, que cuidan a sus hermanos pequeños porque sus padres salen tarde del trabajo, que descubren rápido, quizás demasiado rápido, las responsabilidades que la vida nos hace ir asumiendo…

Mirar a amigos y amigas que se emocionan al volverte a ver y te piden que vuelvas pronto, y te abrazan y se preocupan por darte hasta lo que no tienen…

Mirar las risas, mirar los llantos…

Mirar un terreno donde no había nada hace unos años, y ahora hay unas aulas llenas de niños, o un taller de carpintería, o un comedor… Mirar la escucha y la atención de quien le estás pidiendo un trabajo de evaluación, y se lo llevan para estudiarlo, reflexionar y hacerlo bien y “en limpio”, y en las propuestas proponen, sugieren, agradecen, y muestran su total disposición a seguir colaborando….

Mirar, mirar… Sí es verdad, quizás aquí es fácil descubrir a Dios en todos esos pequeños gestos de nuestros hermanos

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