Mozambique clama justicia: el grito silenciado de los desplazados. En Mozambique, la tierra llora y su gente clama al cielo. La ignorancia de su realidad, lleva a la indiferencia, por eso este “Grito de paz”.
En el norte del país, el yihadismo siembra terror, destruye aldeas y obliga a miles a huir con lo poco que pueden cargar. Además, el cambio climático con su despiadada inclemencia golpea sin tregua: ciclones que arrasan lo sembrado, inundaciones que destruyen hogares y sequías que marchitan vidas. El 70% de los mozambiqueños dependen de una agricultura sensible al clima, lo que aumenta su vulnerabilidad económica. El país ha sido gobernado ininterrumpidamente por el FRELIMO durante 50 años, lo que ha generado problemas de legitimidad y protestas recientes. Sigue siendo uno de los países menos desarrollados del mundo, ocupando el puesto 185 de 191 en el Índice de Desarrollo Humano. La corrupción y la falta de transparencia en la gestión de los recursos naturales son desafíos persistentes.
Esta tierra, bendecida con recursos naturales, está siendo despojada por intereses extranjeros y la indiferencia de las potencias mundiales. Mientras las riquezas del suelo benefician a pocos, los más pobres sufren hambre, miseria y olvido. En Mozambique, hay más de un millón de personas desplazadas, lo que representa el 44,33% de los habitantes de la provincia de Cabo Delgado, atrapadas en un círculo de violencia, pobreza y desnutrición, víctimas de una injusticia estructural que clama al cielo por justicia.
Este es el testimonio directo desde nuestra contraparte:
“Para nosotras el tiempo de Adviento se convirtió en:
Una noche oscura. Una noche sin luz. Una noche de desespero. Una noche de un grito de un pobre que sufre la persecución.
Es una noche de un pobre que vive una situación muy dramática porque Maputo ya es desconocido.
Maputo se convirtió en:
Una ciudad sin respeto a los derechos humanos. Un país sin respeto de la sacralidad de la vida.
Un campo de masacres de los inocentes, de reclusos, de jóvenes de oposición… Un rio de sangre …
Una ciudad de desconfianza porque no sabes quién está de tu lado. Una ciudad con coches estacionados en casa porque tienes bombas pero sin combustible. Una Madre sin alimentación para sus hijos/hijas porque sus tiendas y supermercados permanecen sin comida.”
Sin embargo, en medio de este panorama desolador, hay manos que siembran esperanza. En Namapa, al norte, nuestra contraparte local encarna el rostro misericordioso de un Dios que no abandona.
El proyecto del Centro de Rehabilitación Nutricional que Karit lleva apoyando muchos años, no es solo un refugio, sino un testimonio profético de que la vida puede florecer incluso en las peores condiciones.
Con esfuerzo incansable, rescatan a los más pequeños de la desnutrición, restaurando su dignidad y recordándonos que cada niño es imagen viva de Dios. Se ha convertido también en un centro de acogida a desplazados, cuidando de madres, familias y todo aquel que necesita una ayuda, que hoy son legión en Mozambique. En la capital, desde hace no mucho, estamos intentando dar una solución educativa a la necesidad infantil de cuidados, con la construcción de una “escueliña”.
Así nos llega el grito de necesidad desde la capital de Mozambique directamente de las hermanas Carmelitas que están allí:
La denuncia es la vocación de los profetas y las profetisas. Especialmente cuando el rico tiene todo y más de todo. Y el pobre cada vez menos – miseria. Cuando el pobre denuncia – grita por sus derechos, ya debe morir.
Kufa es uno de los barrios olvidados, sin servicios básicos. Sin puesto de salud, sin vías de acceso, sin luz, sin escuela secundaria, sin nada……
El corazón duele. Este es un grito que no puede ser ignorado. ¿Dónde está la humanidad ante tanto sufrimiento? Es hora de alzar la voz, de denunciar el saqueo, el abandono y la complicidad que perpetúan esta tragedia. Mozambique necesita acción, justicia y solidaridad. No podemos mirar a otro lado. ¡El tiempo de actuar es ahora! ¡Ojalá este sea un tema en tus conversaciones! ¡Ojalá te informes más! ¡Ojalá tomes alguna iniciativa!